Aurora encarnada se enciende en el cerro se eleva en un cielo aun con estrellas. La luna se espanta y se evade en un coche de luces de plata y arneses de bronce.
Las nubes rosadas , rubores nacientes, en baile de amores se queman. Incendio. Manto de oro vivo, como un mar perfecto, todo como en fragua, el horizonte bello.
Sangre, oro, cobre, fuego de mil fuegos vapores quemantes, radiantes cual besos de amantes que huyen como si la noche perdiera el sentido de su encantamiento.
Todo está teñido de humedad y silencio la aurora destella con lánguidos besos y hasta mi vestido de blancos encajes se vuelve escarlata como el día entero.
Luego de un instante de vívido infierno, amanecen rosas de capullos tiernos, besando la túnica de un día nuevo. El cielo es entonces,un prodigio eterno.
Aranjuez es un municipio de la Comunidad de Madrid. Constituye uno de los Reales Sitios de la otrora monarquía española. Esta villa es famosa por su Palacio Real y por haber servido de inspiración al compositor Joaquín Rodrigo para su Concierto de Aranjuez. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001. (Para llegar a Aranjuez se toma el tren en la estación de Atocha RENFE . El precio del boleto es de 3 euros y el ingreso al Palacio Real es de 6. Un almuerzo de comida típica en un agradable restaurante te cuesta entre 12 a 16 euros.)
El camino hacia Aranjuez
Las siluetas alargadas de los chopos y álamos y la dormida vegetación, me anuncia que estoy llegando a... Aranjuez.
Me bajo del tren, cómplice de mis pensamientos y tranquilas visiones. Una estación pulcramente cuidada, acogedora, contrasta con las figuras, al fondo, de los pasajeros anónimos perdiéndose entre la niebla. Romántica estación que evoca momentos dulces de otros tiempos gloriosos, de reyes y reinas, príncipes y princesas, damas, caballeros, duques, duquesas, condes, condesas...
Me adentro como sin querer, hay un imán que me atrae y me lleva por recónditas sendas de paz, belleza exuberante, días de gloria, de ocio, de grandes fiestas. Otoño caduco, ¡qué sabiduría encierras en esas hojas marchitas!; árboles pelados como estatuas inertes o en una procesión cambiante e inmóvil a la vez. Faunos, Cupido, Diana, Baco, Afrodita... evocaciones mitológicas incansables y reticentes a desaparecer en su historia interminable.
Me envuelve la niebla y me estremezco. Hay magia en el aire, imágenes fantasmagóricas, sueños etéreos... Y el río, quietud sublime, paz inmensa, esplendor fluido, apenas te puedo ver, te intuyo, remanso, caudal infinito de aguas cristalinas que mecen los juncos y ramas aún no lavadas del todo con una delicadeza y suavidad casi imperceptible.
¡Oh río!, fuente de vida, pureza y solemnidad. Reflejos diluidos, borrosos, verdes pardos, marrones tostados, grises, azules tenues, amarillos lechosos, negros-blancos, lujuriosamente bellos, completamente sanos.
Sigo- viajero cansado- caminando. Reposo y medito. Amo la naturaleza muerta: los seres inanimados, lo natural vivo, agua, fuego, humo, bosque, luz. ¡Ay, jardines del Palacio! ¡Ay, Casita del Labrador! En vuestras veredas quisiera siempre estar, caminar, perderme y no volver para no olvidar todo lo que he visto y sentido: tantas sensaciones y emociones que me han conquistado y atrapado en una red mágica. Quisiera quedarme aquí para disfrutar, tranquilo y sereno, vuestra belleza única y universal.
Las siluetas alargadas de los chopos y álamos y la dormida vegetación, me anuncia que estoy llegando a... Aranjuez.
Me bajo del tren, cómplice de mis pensamientos y tranquilas visiones. Una estación pulcramente cuidada, acogedora, contrasta con las figuras, al fondo, de los pasajeros anónimos perdiéndose entre la niebla. Romántica estación que evoca momentos dulces de otros tiempos gloriosos, de reyes y reinas, príncipes y princesas, damas, caballeros, duques, duquesas, condes, condesas...
Me adentro como sin querer, hay un imán que me atrae y me lleva por recónditas sendas de paz, belleza exuberante, días de gloria, de ocio, de grandes fiestas. Otoño caduco, ¡qué sabiduría encierras en esas hojas marchitas!; árboles pelados como estatuas inertes o en una procesión cambiante e inmóvil a la vez. Faunos, Cupido, Diana, Baco, Afrodita... evocaciones mitológicas incansables y reticentes a desaparecer en su historia interminable.
Me envuelve la niebla y me estremezco. Hay magia en el aire, imágenes fantasmagóricas, sueños etéreos... Y el río, quietud sublime, paz inmensa, esplendor fluido, apenas te puedo ver, te intuyo, remanso, caudal infinito de aguas cristalinas que mecen los juncos y ramas aún no lavadas del todo con una delicadeza y suavidad casi imperceptible.
¡Oh río!, fuente de vida, pureza y solemnidad. Reflejos diluidos, borrosos, verdes pardos, marrones tostados, grises, azules tenues, amarillos lechosos, negros-blancos, lujuriosamente bellos, completamente sanos.
Sigo- viajero cansado- caminando. Reposo y medito. Amo la naturaleza muerta: los seres inanimados, lo natural vivo, agua, fuego, humo, bosque, luz.
¡Ay, jardines del Palacio! ¡Ay, Casita del Labrador! En vuestras veredas quisiera siempre estar, caminar, perderme y no volver para no olvidar todo lo que he visto y sentido: tantas sensaciones y emociones que me han conquistado y atrapado en una red mágica. Quisiera quedarme aquí para disfrutar, tranquilo y sereno, vuestra belleza única y universal.
(Fragmento de Vitaliano de la Cruz en Pueblos de España)
Te perdiste en las notas del concierto de Aranjuez Mientras paseabas en el laberinto de los faunos y ninfas Y posabas tus pies en una alfombra de higueras de otoño Entre los jardines de un palacio señorial Princesa que llegaste de lejano lugar Sin diadema, belleza ni juventud Transfigurada frente a sus ojos: Tu faz de cera marchita copió los colores del arcoiris Y sus almas convertidas en aves azules Volaron y se perdieron entre los árboles (escrito por Dolores albatros)
Al frente del Palacio Real, en la calle Bailen de Madrid vivió el gran poeta Amado Nervo. En el mismo lugar murió la francesa Ana Maria Luisa Daillez, amor de su vida, a quien lloraría hasta la muerte. Testigo de ello es el libro La Amada Inmovil
"MÁS YO QUE YO MISMO" ¡OH, VIDA mía, vida mía!, agonicé con tu agonía y con tu muerte me morí. ¡De tal manera te quería, que estar sin ti es estar sin mí!
Faro de mi devoción, perenne cual mi aflicción es tu memoria bendita. ¡Dulce y santa lamparita dentro de mi corazón!
Luz que alumbra mi pesar desde que tú te partiste y hasta el fin lo ha de alumbrar, que si me dejaste triste, triste me habrás de encontrar.
Y al abatir mi cabeza, ya para siempre jamás, el mal que a minarme empieza, pienso que por mi tristeza tú me reconocerás.
Merced al noble fulgor del recuerdo, mi dolor será espejo en que has de verte, y así vencerá a la muerte la claridad del amor.
No habrá ni coche ni abismo que enflaquezca mi heroísmo de buscarte sin cesar. Si eras más que yo mismo, ¿cómo no te he de encontrar?
¡Oh, vida mía, vida mía, agonicé con tu agonía y con tu muerte me morí! De tal manera te quería, que estar sin ti es estar sin mí.
Amado Nervo Febrero de 1912
Jardines de Sabatini que daban a la ventana de la casa del poeta y le sirvieron de marco de inspiración
Palacio Real de Madrid donde Nervo fue varias veces invitado para ceremonias diplomaticas y eventos literarios
El Museo del Prado inauguró su ampliación con una exposición antológica dedicada a los maestros de la pintura española del siglo XIX, que supondrá el redescubrimiento de su colección de pintura moderna, conformada por un excepcional conjunto de obras maestras de artistas como los Madrazo, Rosales, Sorolla o Fortuny, entre otros.
El Prado viste así de de gala su ampliación, devolviendo a la luz pública su excepcional colección del siglo XIX tras un largo período de inaccesibilidad durante el que ésta se ha revisado y restaurado. El Museo propone al público el redescubrimiento del arte español desde el último cuarto de siglo de vida de Goya hasta la fecha del nacimiento de Picasso, dos grandes nombres de la historia del arte universal entre los que se inscribe todo un siglo en el que tuvo lugar el triunfo de varias generaciones de artistas.
Compuesta por un conjunto de 95 pinturas y 12 esculturas, la exposición contará además con una sección complementaria en la que se mostrará una selección de dibujos de Goya protagonizada por el magnífico Toro con alas, obra que se muestra al público por primera vez tras su ingreso en las colecciones del Museo el año pasado.(http://gl.www.mcu.es/novedades/novedadesPradoSigloXIX.html)
Así lo define Ramón Gómez de la Serna. El Retiro es el espacio verde de todos, el mejor de todos los jardines. Si hubo una época en la que El Retiro era un espacio reservado para la realeza hoy es punto de encuentro para ciudadanos y visitantes. Cada día del año El Retiro te ofrece naturaleza en estado puro por todos sus rincones. Un parque dentro de la ciudad y una pequeña ciudad dentro del parque: esculturas y estatuas únicas, estanques, fuentes, paseos arbolados, praderas, bosques, palacios de cristal y hasta un observatorio. La vida del parque, sus actividades culturales oficiales, las improvisadas orquestas y una de las puestas de sol más espectaculares del mundo, sobre su estanque central, te esperan en el corazón de Madrid. (extraido de http://www.esmadrid.com/es/portal.do;jsessionid=833F1BA4445FB0A1FD09C0614CED69E1?IDM=218&NM=4
Este gran bosque-jardín es el lugar ideal para escapar de la ciudad y arribar a profundas reflexiones al influjo de la frescura de sus fuentes.